La Universidad Nacional Experimental del Táchira arriba  a sus 45 años de fundada

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Los tachirenses siempre soñadores aspiraban que sus hijos al igual que ellos, echaran raíces en esta tierra, la hicieran próspera, que sus descendientes no tuvieran que buscar en otras lados lo que aquí les faltaba; educación universitaria, porque consientes estaban que una vez allá por cualquier motivo, no volverían.

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Fueron muchos los movimientos que se gestaron, las respuestas no se hicieron esperar pero, los tachirenses querían más. Querían una institución de aquí, que llevara en su identificación “Táchira” como marca y querencia. Reuniones entre los distintos factores de poder, favores y compromisos se mezclaron y un paro de la sociedad, dio al traste esa aspiración.

Desde la década de los sesentas tras algunas reuniones que generaron solicitudes a los organismos correspondientes, las autoridades de ese entonces permitieron la extensión de la Universidad Católica Andrés Bello y el Instituto Universitario de Tecnología región Los Andes. Sin embargo, eso no fue suficiente para las aspiraciones de los tachirenses en su empeño de una universidad propia, de aquí, que representara el gentilicio andino.

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El paro

Fueron representativas las expresiones al punto que los miembros cabeza de la organización les solicitaron a la sociedad, un “Paro” el 18 de febrero de 1974, una interrupción en la cotidianidad, una protesta, una solicitud a los funcionarios para que autorizaran la creación de la universidad.

La reseña en los medios fue amplia, pero la más significativa fue la de “Diario La Nación”, que en el recorrido de sus periodistas cubriendo el acontecimiento se encontraron con un campesino en lo alto de la montaña, quien a brazos caídos reclamaba su justo derecho: “Una universidad para sus hijos”.

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El compromiso

Fueron muchos quienes aportaron desde las distintas áreas su compromiso para la consolidación del proyecto universitario. Según algunos de sus actores, las reuniones eran intensas y largas: discusiones en torno al deber ser, los planteamientos filosóficos, lo que fue dando forma y figura a lo que después se llamó, “El libro azul”. El Plan Integral de Desarrollo, PID, génesis escrita y doctrinaria, necesaria en la visión futurista de Lorenzo Monroy.

El profesor Lorenzo Monroy, nativo de Rubio con formación académica para la docencia, visionario y audaz: creyó firmemente en los recursos tecnológicos como mecanismo pedagógico. Sembró en tierra virgen su propuesta y caló al punto de sustituir la tiza y el pizarrón por el retroproyector, la tele-clase, la realización de contenido académico en audiovisuales para colocarlo a disposición del estudiante, en una sala especializada las veces que lo requiriera como consulta y afianzamiento de su capacitación, como futuro profesional: conocido como Sistema Experimental de Estudios Dirigidos, SEED.

La UNET

La Universidad Nacional Experimental del Táchira fue creada por Decreto de la Presidencia de la República N° 1630, de fecha 27 de febrero de 1974, con objetivos sobre desarrollo regional señalados en su Reglamento General. Entre sus pioneros se encuentran: Lorenzo MonroyGuillermo MárquezLuis Martin SuárezCarlos GarcíaMiguel NietoErnesto SantanderLuis Gómez,  Juan Galeazzi y Ramón J. Velásquez.

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45 años después

La cosecha dio y sigue dando sus frutos, la entereza de los miembros de la comunidad universitaria esta tallada en el espíritu que forja el carácter ante la crisis inducida e implantada, presupuestos reconducidos, inflación galopante, movilidad, todo ello ha hecho poca mella con una universidad abierta y al servicio de la sociedad como primer receptor de la producción de sus laboratorios, aulas y Unidades Académicas.

Las autoridades, conducidas por el rector Raúl Casanova Ostos hacen grandes esfuerzos para mantener a la UNET en el sitial de honor que logró desde el mismo momento de su fundación. La situación país conllevo a distintas variables que trastocaron los cimientos, sin embargo, el trabajo continúa con la honradez que determina estos momentos al cuidado de la institucionalidad.

Tierra fértil: la parábola del sembrador

La universidad sembró en tierra fértil y cada cosecha, es un manojo de seres humanos formados con principios, valores, creencias, con actitudes y aptitudes de responsabilidad para con la familia e inmejorables ciudadanos, y como profesionales por su preparación son solicitados por la parte productiva en el mundo entero: por su excelencia académica, disposición para el trabajo, por el sentido de pertenencia y pertinencia, que sólo se adquiere en una universidad como la UNET.

Hoy cómo ayer, la universidad necesita de esa sociedad para que siga pujante y al servicio del Táchira./ Ricardo Ramírez Rivas. Fotos: Archivo.