Tres estudiantes de ingeniería agroindustrial orientaron a jóvenes y adultos acerca del manejo y consumo adecuado de los alimentos

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Daniel Ávila, Enrique Soto y Leonardo Sánchez, estudiantes de ingeniería agroindustrial de la Universidad Nacional Experimental del Táchira, utilizaron su proyecto de servicio comunitario para instruir a alumnos y docentes acerca del manejo y consumo adecuado de los alimentos.

Los jóvenes cursantes del noveno semestre de la carrera, tomaron como centro al Liceo Andrés Bello de la ciudad de Rubio, mejor conocido como el Grupo Sucre, donde durante tres meses cumplieron actividades teórico-prácticas para difundir la información pertinente.

En la experiencia participaron 140 alumnos de 4to y 5to año de bachillerato, así como los profesores de la institución y las madres elaboradoras que forman parte del Sistema de Alimentación Escolar.

El proyecto tuvo dos enfoques: El primero dirigido a los estudiantes, quienes recibieron charlas sobre las enfermedades transmitidas por los alimentos; y el segundo orientado a docentes y madres elaboradoras acerca de las buenas prácticas de manufactura.

Inicialmente se realizó un diagnóstico para conocer el estado de las instalaciones del comedor de Liceo. Allí se constataron las deficiencias existentes y se procedió a cumplir los pasos para subsanarlas. Después se cumplió con un ciclo de charlas por secciones; todo con una trabajo que abarcó 120 horas.

Se les enseñó a almacenar los alimentos, a mantener los desperdicios alejados del área de preparación, cómo recibir las materias primas y algo fundamental, la refrigeración y la forma de cocción adecuada.

Además se mostraron las principales enfermedades que se transmiten por la mala manipulación de la comida y por ingerir alimentos en sitios no aptos.

A manera de complemento, elaboraron carteleras informativas y fichas para el comedor; y dieron las indicaciones de la forma que deben ser techos, ventanas, pisos y alcantarillado, para optimizar las instalaciones.

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Ir más allá es el lema

Estos jóvenes unetenses no solo cumplieron con un requisito de la academia, sino que fueron más allá. Alquilaron un soldador y compraron los materiales necesarios para reparar 65 mesas que estaban fuera de uso, una carretilla del proyecto productivo y un escritorio. Todo lo dejaron operativo para el liceo.

Aunado a ello, Daniel Ávila, quien cursó sus estudios de educación básica y media en la institución, habló con los alumnos sobre su experiencia en la universidad, de donde pronto egresará como ingeniero agroindustrial; oportunidad que muchos de sus compañeros no tuvieron.

Él les quiso mostrar que sí se puede progresar aún en condiciones difíciles y que existen oportunidades para salir adelante. A estas charlas motivacionales se unieron sus compañeros Enrique Soto y Eduardo Sánchez.

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Un llamado de alerta

La iniciativa de trabajar con esta temática surgió ante una realidad que los futuros ingenieros agroindustriales tuvieron la oportunidad de conocer de cerca, pues un familiar de uno de ellos consumió comida chatarra que se expende en la calle y contrajo leptospirosis, enfermedad que se transmite por la orina de los ratones, y puede ser mortal si no se atiende a tiempo. Afortunadamente por contar con los recursos para el tratamiento pudo salvar su vida, lo que no ocurrió con su compañero de habitación en el Hospital Central de San Cristóbal, quien lamentablemente falleció por causa de esta bacteria.

Su investigación les permitió contabilizar otros casos, uno de ellos donde veinte personas en Capacho se contagiaron de salmonella por la comida de un restaurant.

Uno de los mayores problemas es la proliferación de la comida callejera, que se ofrece a un bajo costo, y ante la necesidad generada por bajos ingresos, las personas, “aprovechan” estas ofertas a riesgo de su salud.

Una labor valiosa generadora de importante información, que por desconocimiento puede poner en peligro la vida de muchas personas que consumen alimentos en lugares insalubres. Aquí se trata de educar para salvar vidas./Norma Pérez M./Fotos Cortesía Ávila, Soto y Sánchez.