El decano de Extensión de la universidad, José Andrés Molina, este 2018 tuvo el honor de dar las palabras en el acto central por tan importante celebración unetense 

Discurso 44 A

 

 “Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.”

Martin Luther King (1929-1968, activista de derechos civiles estadounidense).

Aniversario 02

La decana de Desarrollo Estudiantil Lisett Santos y el decano de Postgrado Miguel García acompañaron en el pódium al decano de Extensión José Andrés Molina mientas dirigía sus palabras a los asistentes.

El discurso:

orador de orden 44 unet 7Quiero en esta oportunidad agradecer en primer lugar al Dios todo poderoso que nos ha conservado con vida, con salud, que nos dio inteligencia, y nos ha guiado y cuidado hasta hoy.

Trataré en estas palabras dos eventos históricos que celebramos este año, la fundación de nuestra Universidad Nacional Experimental del Táchira y posteriormente reseñaré algunos comentarios relacionados a los 100 años de la reforma de córdoba.

A fines de la década de los 40 y acentuándose en la década de los 50 se congregaron un grupo de personas habitantes de esta tierra alrededor de una idea, de una iniciativa, de un sueño: fundar nuestra propia Universidad; tarea que de por sí, se mostraba dificultosa y para concretarla tendrían que atravesar un camino tortuoso y espinoso. Pero esa idea reflejaba deseos del ser y sentir

Tachirenses manifestándose ante la cotidianidad venezolana como una sociedad amante del trabajo y del progreso, como una tierra que defiende con dignidad su derecho a conducir su propio destino. Se preparaba la tierra, tal cual como nuestros agricultores; que luego de estudiar y analizar las múltiples variables para emprender una nueva campaña de siembra, visualiza en primer término su parcela imaginándose la frondosidad y vigor de su cosecha producto de su ingenio y esfuerzo.

El productor agropecuario Carlos García Lozada; fue uno de ellos, motivó ese sueño a la sociedad Tachirense para la constitución de una universidad agroindustrial y para ello el 15 de marzo de 1969 se efectuó una reunión con importantes representantes de la vida tachirense en las instalaciones de su hacienda Santa Rosa; ubicada en las inmediaciones del aeropuerto de Santo Domingo. Posteriormente en el salón de lectura de San Cristóbal se cristalizo la promesa realizada por García Lozada de donación de dicha hacienda por un valor simbólico de un bolívar a la Asociación Civil Pro Universidad presidida por el Dr. Ernesto Santander.

Los cimientos de esta tierra generosa se estremecen de confín a confín el 18 de febrero de 1974, con el histórico paro cívico y se incorpora entonces a la fértil tierra la simiente e inicia un sueño colectivo. La semilla fue plantada el 27 de febrero de 1974 y tal vez sea yo unas de las pocas personas hasta ahora; que se dirige, en este escenario a resaltar tan importante acontecimiento; pues en esa época y por mi corta edad no internalice lo transcendental de este hecho. Soy consecuencia de esos hechos y debo agradecer y reconocer, en nombre de la sociedad tachirense a todas aquellas personas que iniciaron, desarrollaron y concretaron sus sueños de la fundación de esta casa de estudios que vence sombras, que luego de 44 años sigue sembrando en tierra fértil y manifestar que sus valores; hoy herencia divina, serán manifestados y mantenidos con trabajo, fuerza y determinación enaltecidos por nuestro diario accionar.

Durante estos 44 años la semilla que germino echo raíces fuertes y vigorosas en nuestro fértil suelo y conducen desde allí con energía los elementos que provisionan y mantienen sano, robusto y frondoso nuestro árbol UNET.

Son muchas las bondades de un gran árbol UNET y también muchas las vicisitudes para mantenerlo, se ha abonado y regado con especial cuidado, aplicando en ocasiones materiales especiales solo provenientes del espíritu humano que en dosis pequeñas pueden generar todo un estallido de frondosidad.

Sus raíces; han mostrado tener un buen anclaje, fuertes ante las inclemencias y caprichos de los que pretenden doblegarlo. Su tronco muestra cicatrices como fiel reflejo de sus luchas; algunas muy sublimes, para mantener sus hojas. Cicatrices que no han herido el alma misma del árbol que sigue conduciendo su savia excelsa ya que su corteza es dura y noble. En el dosel habitan pájaros, algunos pequeños animalitos, buenos insectos, que se acobijan a la seguridad del buen árbol y una que otra planta epifita; si de esas que pretenden succionar savia y elementos nutritivos del buen árbol; perdón de la buena universidad, para su exclusivo beneficio. De allí que es tarea obligante realizar de vez en cuanto una labor de mantenimiento, controlando y manteniendo a raya la maleza y esas epifitas que esconden ciertas plagas y enfermedades al acecho para contagiar al árbol, pero en nuestro caso tengo la certeza de su fortaleza y de la oportunidad de los jardineros. Por supuesto que como todo árbol ha requerido en algunas oportunidades la poda o remoción de ciertas ramas; pero ello genera un nuevo y gratificante crecimiento. Sus hojas grandes y de color verde esperanza, relajante y refrescante, ese verde que induce a quien lo contempla la sensación de serenidad y armonía simbolizando vida y fertilidad elevando al hombre en sus más sublimes emociones que cambia el espíritu y revoluciona las mentes.

Desde hace algunos años nuestro árbol corre un riesgo terrible, ciertos elementos y acciones de naturaleza hosca, sombría e incomprensible han generado circunstancias incompatibles con las expectativas de nuestra sociedad; han y continúan atentado contra la estabilidad y buen desarrollo de nuestro pueblo. Ante estas circunstancias nuestro árbol requiere de nuevas prácticas que induzcan brotes, reacomodar las ramas y guiar las nuevas; son tiempos tormentosos, pero en tales ocasiones un buen árbol como el nuestro se arraiga aún más y por supuesto como buenos cuidadores debemos generar y asumir con responsabilidad nuevos esquemas de trabajo académico y administrativo. Esta es una tarea primordial y colectiva.

Pero allí esta, nuestro árbol se mantiene erguido, firme, digno con nuestros estudiantes, empleados, obreros y docentes; que en las actuales circunstancias críticas que atraviesan, aplican el mejor de los riegos manteniendo el espíritu e ideales de esos hombres y mujeres que el año 1974 concretaron nuestra fundación.

Ofrenda 44 3

Hoy día son muchos los frutos del árbol UNET; tangibles e intangibles de especial significado individual y colectivo, que demuestran como la iniciativa, la creatividad, el compromiso social y el emprendimiento de acciones; que aunque difíciles parezcan, con convicción, intelecto, perseverancia y ahínco; el objetivo se logra.

Este año además de celebrar el 44 aniversario de nuestra UNET se cumplen 100 años de otro accionar social que revoluciono; en el buen sentido de la palabra, la Universidad Latinoamericana y nuestro accionar institucional; ya que nuestra visión y misión es consecuencia de ese hecho histórico; y es que por allá, en el año 1918 en la república Argentina y en la provincia de Córdoba, se inició el movimiento universitario que se concretó en la Reforma de Córdoba. Se daba inicio a las reformas en la estructura, contenidos y fines de la Universidad.

El mundo pausaba la gran guerra que la envolvió, las sociedades veían emerger nuevas doctrinas y ordenes sociales; algunas ricas en promesas y multiplicadoras de decepción. Se cuestionaba el viejo orden del siglo diecinueve y la Universidad no escapó a este llamado de exigencia social. De esta manera el viernes 21 de junio de 1918 en un número extraordinario de la Gaceta Universitaria; revista de la Federación Universitaria de Córdoba, se publica el manifiesto titulado “La juventud argentina de Córdoba a los hombre libres de Sud América”. Si la juventud… esa juventud de estudiantes con hidalguía e irreverencia que se coloca siempre del lado noble y justo. Tal como lo han demostrado en Venezuela.

Se expresan en ese documento los postulados reformistas y se convierte en un legado político no solo para quienes ejercen funciones en el campo de la educación universitaria, sino también para quienes entienden que las instituciones públicas necesitan de un ejercicio permanente de autocrítica y revisión para no desconectarse y aislarse de las necesidades y problemáticas sociales, que existe una estrecha correspondencia entre la universidad y la sociedad. La reforma replantea las relaciones entre la Universidad, la sociedad y el estado.

Del manifiesto se desprenden principios que hoy día no pierden vigencia y su contenido es claro y categórico. De estos principios destacan; la Autonomía de las Universidades. Con la finalidad de salvaguardar a las universidades públicas del autoritarismo político de los gobiernos centrales y propiciar un ámbito de libre pensamiento y creación intelectual. Eligiendo a sus propias autoridades sin injerencia del poder político. Generando sus propios estatutos y reglamentos así como sus programas curriculares. Ello permitió a la Universidad el desempeño de una función hasta entonces inédita: la de ejercer crítica social.

La reforma de Córdoba, introduce el concepto de cogobierno universitario. Gobierno compartido por profesores, estudiantes y graduados. También; incluye y declara exigencias educativas a los estados como la enseñanza libre y gratuita e introduce aspectos que hoy día se dan por sentados como la Libertad de cátedra, la reorganización académica en base a la creación de nuevas escuelas y modernización de los métodos de enseñanza; docencia activa y mejoramiento de la formación cultural de los profesionales.

Propone además, la creación de los concursos de oposición para que los docentes accedan a sus cargos y se manifiesta con respecto a la necesidad de la asistencia social estudiantil que hoy día se establecen en las providencias estudiantiles y que son producto de muchas y largas luchas estudiantiles.

De la reforma de Córdoba resalta la concepción del fortalecimiento de la función social de la universidad; a través de la extensión universitaria. Concebida en ese entonces, como la manera de difundir el que hacer universitario y la cultura de la sociedad insertando la dimensión social. Es precisamente la inserción de la "Misión social" de la Universidad el remate programático de la reforma. Un nuevo y prometedor cometido, capaz de vincularla más estrechamente con la sociedad y sus problemas, de volcarla hacia su pueblo, haciéndolo partícipe de su mensaje, transformándose en su conciencia cívica y social. La incorporación de la Extensión Universitaria propugnó por hacer de ella el centro por excelencia para el estudio objetivo de los grandes problemas nacionales. Una gran cantidad de actividades se generaron y se siguen generando en el ejercicio de esa misión social, que incluso se tradujo en determinados momentos, en una mayor concientización y politización de los cuadros estudiantiles, contribuyendo a definir el perfil de la Universidad latinoamericana y de nuestra UNET, al asumir éstas premisas, o sus elementos componentes, se incluyen tareas que no se proponen o que permanecen inéditas para las universidades de otras regiones del mundo.

orador de orden 44 unet 6Dichos principios se manifiestan en las leyes y normativas actuales relacionadas con la universidad Venezolana, la incorporación de estos principios costo la encarcelación y exilio de la generación del 1928, y hasta 1944 es que se incorpora buena parte a la legislación venezolana. Inicialmente en la constitución de 1945, y posteriormente la de 1961 así como la de 1999 incorporan estos principios. Al respecto; el Dr. Raúl Leoni presidente de Venezuela en el periodo 1964-1969, considerado un reformista y fundamentado en su política de gobierno de amplia base genera el Reglamento Parcial de la Ley de Universidades del año 1967 que sustento la actual Ley de Universidades del año 1970 en cuyo articulado se expresan los ideales de los reformistas de córdoba.

Hoy día somos consecuencia de estos dos hechos, del desarrollo intelectual de esos hombres y mujeres que lucharon con visión y no claudicaron porque estaban del lado de la razón; que dedicaron sus espacios y sus tiempos a crear esquemas y romper paradigmas. Debemos honrarlos, enaltecerlos, distinguirlos, transmitir esas intangibles añoranzas, seguir su ejemplo. Mantener esos árboles y propagar su buena semilla que posteriormente crearan los bosques que generan vida, ideas y libertad.

Mirar y accionar hacia adelante; no es tiempo de imitar al vecino y menos al que va atrás. Es hora de reafirmar la propuesta del rector fundador; Prof. Lorenzo Monroy, quien expresaba “Mi compromiso fue obtener una universidad que nació para producir cambios profundos y de excelencia”…todos ellos enraizados en la idiosincrasia de nuestro pueblo; debemos entonces recordar; que somos del Táchira…...y esta…es su Universidad.

Señores.

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